Nacido y criado en Arica, Manuel García siguió en esa ciudad nortina estudios de Música e Historia y Geografía. Se mudó a Santiago en 1994, donde comenzó con clases de guitarra clásica junto a Luis Orlandini y se asoció a diversos proyectos musicales, de entre los cuales destaca su participación en el álbum Musi-cachi-lena (1997), de Mario Rojas. Más tarde fundó el grupo Coré, inspirado en la raíz latinoamericana y también con futuros integrantes de Inti-Illimani en sus filas. García dejó en 1998 la banda para concentrarse de modo prioritario en Mecánica Popular, un grupo con influencias de trova y de rock, con el cual llegó a publicar varios álbumes.
Entre sus proyectos de musicalización para teatro se cuentan la obra Fantasmas de fierro (1998) y Las condenadas (2003), y también acumula experiencia en grabaciones de documentales audiovisuales, como uno sobre Roberto Parra y el aplaudido La cueca brava de Nano Núñez (trabajo de Mario Rojas sobre Los Chileneros). Pero fue la publicación de su disco Pánico (2005) el hito que demarca su carrera. Con trece composiciones propias que denotaban una sensible mirada del mundo y las relaciones interpersonales, el trabajo distinguió a García como una voz importante de la nueva cantautoría chilena. En el disco, García se definía aún como parte de un colectivo artístico al que bautizó Dithelo Tumba, y en el cual también figuraron los integrantes de Mecánica Popular Christian Bravo y Diego Álvarez.
No se hablaba aún de un trayecto puramente solista de su parte.
Surgió a mediados del 2006 una invitación significativa, cuando García se integró como único intérprete solista al proyecto con el que la orquesta y coro sinfónicos de la Universidad de Concepción quería rendirle tributo a la música de Víctor Jara. Con arreglos especialmente compuestos por Carlos Zamora y bajo la dirección de José Luis Domínguez, la obra Víctor Jara sinfónico se estrenó en noviembre en el teatro de esa universidad con dos funciones repletas que motivaron espontáneo entusiasmo y hasta la aprobación de Joan Turner, viuda del cantautor asesinado. El montaje fue más tarde replicado en Santiago y Valparaíso.
En 2007, García presentó durante un mes el espectáculo "Exile" en Barcelona (proyecto de musicalización de poesía realizado junto al catalán Guillamino), dando así inicio a un intercambio creativo con ese país que sumó nuevos viajes en los años siguientes. En ese mismo período, se estrenó en Chile el documental Catalejo, de Ronnie Radonich, centrado en la trayectoria creativa de Manuel y con Premio del Público en el Festival In-Edit 2007.
El 2008 estuvo concentrado en la promoción del poderoso Témpera, un disco en el que García acogió nuevas influencias, y en el que se asesoró por una productora ajena al mundo estrictamente popular, como fue María Teresa Molina, contrabajista de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción. La grabación del álbum contó con la colaboración de más músicos de esa orquesta, y la referencia señera de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui, fusionada con referentes contemporáneos.
Una serie de conciertos en México en esa época reforzaron el interés internacional por su trabajo. Desde
entonces y en adelante, García se asentó en una carrera solista de proyección internacional, con numerosas presentaciones en el extranjero y la ambición de escenarios cada vez más grandes en Chile (apoyado en su
trabajo junto al reconocido Carlos Fonseca como representante). Cumbres de lo anterior han sido, hasta ahora,
las varias presentaciones a sala llena en el capitalino teatro Caupolicán y su presentación en el Festival de
Viña 2012. Colaboraciones con Los Bunkers, Los Ángeles Negros y el guitarrista Ángel Parra (quien pasó a
ser parte estable de su banda en vivo desde el trabajo conjunto para el disco Retrato iluminado, de 2014) han probado su desprejuicio, y la estrechez que supone calificar su música sólo dentro del cauce de la trova.
Al menos desde el disco Acuario (2012), García parece cómodo en el cruce hacia sonidos pop, como el de las secuencias electrónicas. Además del profesionalismo, distingue a su trabajo el interés por afirmar un estilo
Surgió a mediados del 2006 una invitación significativa, cuando García se integró como único intérprete solista al proyecto con el que la orquesta y coro sinfónicos de la Universidad de Concepción quería rendirle tributo a la música de Víctor Jara. Con arreglos especialmente compuestos por Carlos Zamora y bajo la dirección de José Luis Domínguez, la obra Víctor Jara sinfónico se estrenó en noviembre en el teatro de esa universidad con dos funciones repletas que motivaron espontáneo entusiasmo y hasta la aprobación de Joan Turner, viuda del cantautor asesinado. El montaje fue más tarde replicado en Santiago y Valparaíso.
En 2007, García presentó durante un mes el espectáculo "Exile" en Barcelona (proyecto de musicalización de poesía realizado junto al catalán Guillamino), dando así inicio a un intercambio creativo con ese país que sumó nuevos viajes en los años siguientes. En ese mismo período, se estrenó en Chile el documental Catalejo, de Ronnie Radonich, centrado en la trayectoria creativa de Manuel y con Premio del Público en el Festival In-Edit 2007.
El 2008 estuvo concentrado en la promoción del poderoso Témpera, un disco en el que García acogió nuevas influencias, y en el que se asesoró por una productora ajena al mundo estrictamente popular, como fue María Teresa Molina, contrabajista de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción. La grabación del álbum contó con la colaboración de más músicos de esa orquesta, y la referencia señera de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui, fusionada con referentes contemporáneos.
Una serie de conciertos en México en esa época reforzaron el interés internacional por su trabajo. Desde
entonces y en adelante, García se asentó en una carrera solista de proyección internacional, con numerosas presentaciones en el extranjero y la ambición de escenarios cada vez más grandes en Chile (apoyado en su
trabajo junto al reconocido Carlos Fonseca como representante). Cumbres de lo anterior han sido, hasta ahora,
las varias presentaciones a sala llena en el capitalino teatro Caupolicán y su presentación en el Festival de
Viña 2012. Colaboraciones con Los Bunkers, Los Ángeles Negros y el guitarrista Ángel Parra (quien pasó a
ser parte estable de su banda en vivo desde el trabajo conjunto para el disco Retrato iluminado, de 2014) han probado su desprejuicio, y la estrechez que supone calificar su música sólo dentro del cauce de la trova.
Al menos desde el disco Acuario (2012), García parece cómodo en el cruce hacia sonidos pop, como el de las secuencias electrónicas. Además del profesionalismo, distingue a su trabajo el interés por afirmar un estilo
propio, cosmopolita y contemporáneo, confirmado como tal en 2016 con su primer álbum
grabado en Estados Unidos: Harmony
Lane.
LETRA
Algo que siempre ha nacido
Detrás de la cordillera
Aunque no haya luna llena
Siempre se queda en nosotros
Aunque no haya luna llena
Siempre se queda en nosotros
Y eso que a mí me desvela
Es como entrar en tus ojos
Es como si fuera el oro
De todas las cosas bellas
Como la fuerza de un potro
Que se encabrita en la selva
Es como entrar en tus ojos
Es como si fuera el oro
De todas las cosas bellas
Como la fuerza de un potro
Que se encabrita en la selva
Algo que nos toca el hombro
Diciendo el tiempo que queda
Todas las bestias salvajes
Serpientes de lunas viejas
Diciendo el tiempo que queda
Todas las bestias salvajes
Serpientes de lunas viejas
Pasan y toman asiento
Pero eso no me desvela
Sino la luz que despierta
En las mañanas que venga
Otro camino de luz
Pero eso no me desvela
Sino la luz que despierta
En las mañanas que venga
Otro camino de luz
Algo que siempre ha nacido
Detrás de la cordillera
Y que no es como una esfera
Mas bien parece una hembra
Que está pariendo una estrella
Detrás de la cordillera
Y que no es como una esfera
Mas bien parece una hembra
Que está pariendo una estrella
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